Esos casos deben considerarse un «accidente» y, por lo tanto, las líneas aéreas deben pagar una indemnización de acuerdo con la convención de Varsovia, que regula la aviación comercial, opinan.
Consideran además que las aerolíneas debían haberles informado sobre los riesgos de padecer coágulos en la sangre.
En cambio, las líneas aéreas -entre las que se encuentran British Airways, la holandesa KLM o la australiana Qantas- argumentan que la trombosis es una enfermedad y no un accidente y, por lo tanto, la convención de Varsovia les protege del pago de indemnizaciones.
Según el abogado Des Collins, quien representa a los demandantes, la «seguridad tiene que ser siempre lo primero y en este caso no parece que haya sido así».
«Si el sector conocía, como tendría que ser el caso, el riesgo que corren los pasajeros, no puede justificarse su silencio en los últimos años», agregó.
Se espera que la vista se prolongue tres días, durante las cuales examinará diversos aspectos del Derecho internacional, comercial y humanitario.
Los demandantes son o bien víctimas de episodios de trombosis ellos mismos o familiares de pasajeros fallecidos a consecuencia de esa condición.