En el año 2001 la mujer firmó una declaración de voluntad, en la que se daba por satisfecha por la indemnización recibida. Los tribunales han señalado que esa declaración no sirve, ya que las heridas se fueron volviendo más graves.
La Junta ha reconocido a la accidentada una invalidez de un 65%, ya que no puede caminar sola, necesita apoyo para andar y padece una lesión medular. Padece de vejiga neurógena por la que tiene que sondarse cada seis horas. El Hospital de Parapléjicos de Toledo señaló este año que ella requiere ayuda para actividades de la vida diaria.